Desde arriba y por abajo construyendo el alfabeto nasa. La experiencia de la unificación del alfabeto de la lengua páez (nasa yuwe) en el Departamento del Cauca - Colombia.

 

Tulio Rojas Curieux*

 

Soy de los que quieren matrimoniar lo oral con lo escrito en mi cultura. Digo matrimoniar, porque, en la mayoría de las comunidades, la oralidad es una doncella que ha marchado sola por mucho tiempo, aunque acechada constantemente por un pretendiente poderoso que podríamos identificar como lo escrito. Lo único que queda es actuar como el padre sabio que no encierra a la hija para hacerla presa más fácil, sino que, en vista de lo inevitable, organiza un buen casorio. En nuestro caso, la labor es difícil, compleja y fascinante, porque queremos un matrimonio oralmente bilingüe, o por lo menos bilingüe en la escritura.

 

Fausto Sandoval[1]

 

Un preámbulo ineludible

 

Colombia, un bello país, pletórico en diversidad geográfica, biológica, cultural y lingüística es hoy el escenario de grandes confrontaciones económicas y políticas con repercusiones en su estructura social y graves secuelas en la vida de sus habitantes.

 

No queremos quejarnos ni ser conmiserativos con nosotros mismos. Queremos aprovechar para decir que aún en medio de las adversidades existe una corriente que pugna por conocer nuestro país, fortalecer la diversidad y, en medio de ella, contribuir al desarrollo de nuestros pueblos, con el convencimiento de que así se contribuye a la humanidad en su conjunto.

 

Algunas consideraciones iniciales

 

La fascinación y el embelesamiento ante una realidad que nos atrae, pueden ser factores que distorsionan el conocimiento. La escritura ha fascinado a los pueblos a lo largo de la historia y esa fascinación ha producido diversas reacciones que se mueven entre polos opuestos tales como la idealización o el rechazo, unas veces se subvalora la escritura, otras se sobreestima[2].

 

Para los pueblos ágrafos en general, y para los pueblos indígenas en particular, el advenimiento de la escritura y con ella el paso de lo oral a lo escrito son procesos y realidades complejas que no pueden ser vistas ni analizadas superficialmente; además, en el caso de los pueblos indígenas debemos considerar elementos tales como el bilingüismo, sus grados y la relación entre las lenguas (siempre conflictiva?). Es difícil escapar a la escritura en el mundo de hoy, cuando el libro (y en general la palabra escrita en forma de periódicos, cartas, documentos legales, etc.) y la pantalla del computador pujan por llegar a todos los rincones del planeta.

 

Evidentemente la tecnología de la escritura y la tecnología computacional son desarrollos de la humanidad y siempre podremos reflexionar sobre sus implicaciones sociales, culturales y políticas. Sin embargo, para que estas tecnologías sean apropiadas por sociedades que no las desarrollaron se requiere de un proceso que parte de las motivaciones de los propios pueblos, de sus necesidades y aspiraciones; proceso que consulte los avances y fracasos en ese camino, que observe el estado de las sociedades y que dinamice sus redes y sus acciones.

 

Hoy, muchos pueblos ágrafos han decidido dotarse de un sistema de escritura. La educación en la escuela y la enseñanza de las lenguas mayoritarias han compelido a las lenguas minoritarias (muchas veces minorizadas) a definir un sistema de escritura. Cada vez más el sistema alfabético gana terreno y dentro de los distintos alfabetos, es el de caracteres latinos el que avanza en los pueblos indígenas de Colombia y otros países de América Latina.

 

Así en las sociedades indígenas aparece ahora, no sólo el iletrado frente al letrado sino el alfabetizado en su propia lengua frente a aquel que no lo es. La forma como cada pueblo ha asumido esa nueva situación influye de manera decisiva para que la práctica de la escritura en la lengua propia se desarrolle o por el contrario fracase. Porque es claro, y siempre debe serlo, que no estamos ante la invención del primer sistema de escritura anclado en la representación del significante sino en un proceso que busca el desarrollo del invento; lo que implica definir los elementos y símbolos gráficos para un alfabeto en la lengua indígena.

 

La escritura es una herramienta que, cumplidos ciertos requisitos, permite comunicarnos a distancia en el espacio y en el tiempo y sin tener al interlocutor presente. Ella es el producto de un esfuerzo, más o menos logrado, por representar en un medio gráfico las señales del habla y siempre utiliza para ello un número limitado de símbolos que combina para formar unidades mayores. Este es el caso de los sistemas alfabéticos, entre ellos el alfabeto castellano, que a partir de un número limitado de grafemas forma las sílabas y las palabras. Contamos con 27 letras[3] y con ellas escribimos cientos de sílabas, de palabras y de oraciones.

 

Somos una sociedad que utiliza intensamente varios medios de comunicación a distancia: unos privilegian la parte auditiva (radio, teléfono), otros enfatizan la relación entre audio e imagen (televisión); esto, además de la prensa escrita y la multiplicidad de revistas y libros. Pero ¿Cuál es la relación que establecemos entre lo oral y lo escrito? Desde hace algunos años se ha dinamizado la discusión sobre este tema, en particular al reintroducirse el valor del texto oral; ahora incluso se acepta la existencia de una literatura oral. Esto ha llevado a muchos a diferenciar la oralidad primaria (la de las personas que desconocen por completo la escritura) de una oralidad secundaria. (Ver entre otros ONG, 1987 y ROMERO,  1996).

 

En las culturas documentadas se da una tensión entre lo oral y lo escrito. Mientras lo oral-directo se dirige a la comprensión inmediata y simultánea que si no se da, exige y permite sea la repetición, sea la rectificación, lo escrito puede esperar un tiempo (corto o largo) para ser leído y así comprendido o interpretado; puede ser releído y además se puede acudir a otros para que a su vez lo lean y nos ayuden en su comprensión. Lo oral-no directo, y además masivo, es posible en nuestra sociedad, gracias a la existencia de tecnologías que pueden transmitir o reconstituir la voz a distancia, es el caso del teléfono, de la radio, de la televisión y, más recientemente la de las redes digitales de amplio acceso (de acceso más o menos público). Y es interesante notar que la comunicación telefónica y la de las redes es (o puede ser) un paso intermedio entre lo oral-directo (cara a cara) y lo oral-no directo en donde solamente se puede ser receptor de las emisiones del aparato. En la gran mayoría de casos, las emisiones de la radio y de la televisión están basadas en guiones que han sido escritos para ser leídos y repetidos en voz alta. Así vemos que es posible diferenciar varias situaciones de oralidad y también varias situaciones de escritura.

 

Los pueblos indígenas en Colombia

 

La población indígena en Colombia puede caracterizarse por su extraordinaria diversidad cultural y lingüística. Dentro del territorio coexisten agricultores andinos con pastores seminómadas, horticultores de selva tropical con cazadores. Todos ellos son herederos de complejas tradiciones mitológicas, formas de organización social y política, así como sistemas de adaptación cuyas raíces se hunden en el remoto pasado precolombino, aún imperfectamente conocido.

 

Se reconoce la existencia de 81 pueblos indígenas y se hablan hoy más de sesenta lenguas amerindias distintas que pertenecen a familias lingüísticas diferentes (Arawak, Bora, Caribe, Chibcha, Chocó, Guahibo, Makú, Sáliba, Quechua, Tupí, Tucano, Witoto). Además lenguas aisladas o de filiación no comprobada (andoque, awa, cofán, guambiano, kamëntsá, páez, tinigua, ticuna, yaruro, yagua). Se hablan también dos lenguas criollas y una impresionante gama de variantes dialectales del castellano, lo cual nos presenta una realidad lingüística rica en contrastes y abigarrada en conflictos.

 

Los datos demográficos estiman que la población indígena colombiana llega a un 2% de la población total y presenta una distribución desigual a lo largo y ancho del territorio nacional; así, la importancia de estos pueblos y de sus lenguas es diferente en los departamentos colombianos: mientras en algunos de ellos más del 98% de su población es indígena, en otros es menos del 1%.

 

En 1991, la Constitución reconoce que Colombia es un país plurilingüe y multicultural y se consagran derechos fundamentales relacionados con la diversidad cultural y lingüística, la identidad, la participación y la autonomía de los pueblos indígenas. Se reconocen como oficiales las lenguas aborígenes en sus territorios y se declara que en ellos la educación será bilingüe.

 

En este momento se precisa ir más allá de la proclamación de principios y del reconocimiento de una realidad multicultural. Hay que avanzar en la dilucidación de una política lingüística, tarea que debe ser emprendida con tesón y que apenas señalamos aquí su importancia. Como siempre la modificación favorable del marco legal constituye ayuda, pero no es lo fundamental y acaso podríamos decir que ni siquiera es decisiva.

 

El pueblo páez

 

Actualmente los paeces se encuentran en los Departamentos de: Caquetá, Cauca, Huila, Putumayo, Meta, Tolima y Valle del Cauca. El Departamento del Cauca (suroccidente del país) es el que alberga un mayor número de paeces donde se puede asegurar que sobrepasan los cien mil (100.000). En los otros departamentos se encuentran asentamientos más o menos importantes, producto de procesos migratorios desde sus tierras ancestrales. Según el número de hablantes, la lengua páez es la segunda lengua del país, después del wayuunaiki (conocido también como guajiro); de una población de cerca de 150.000 paeces[4], contamos más de 100.000 hablantes.

 

Son agricultores que tratan de utilizar las diversas posibilidades que les brinda la cordillera de los Andes, es decir, utilizan los diversos pisos térmicos, en donde cultivan: maíz, fríjol, arracacha, haba, ulluco, papa, café, caña de azúcar, yuca, plátano, fique.

 

La actual región del Cauca (en el valle alto del río del mismo nombre) siempre estuvo ocupada por pueblos aborígenes, es el caso de los paeces que estaban asentados en la vertiente oriental de la cordillera central, a la llegada del español a estas tierras. Y desde ese entonces empezó la lucha por defender sus territorios y su vida como pueblo. Eso les ha dado grandes experiencias y les ha permitido acumular valiosas enseñanzas en la relación con la sociedad nacional que se formó. Por un lado son conscientes de su valor como pueblo y al mismo tiempo son conscientes de que son parte integrante de la nación colombiana. Doble condición que, a nuestro juicio, ha determinado buena parte de su estrategia de vida.

 

El pueblo páez, desde tempranas épocas de la Colonia, aprendió el valor de la acción en el terreno jurídico legal combinada con la ocupación en la práctica. Así los vemos elevando memoriales ante el Rey de España para reclamar sus tierras "como auténticos americanos", "porque no somos venideros". Logran que en 1700 la Corona española reconozca mediante Cédulas reales a sus propios caciques y que les de parte de la autoridad y la posesión de sus tierras. Situación que por un lado los convierte en tributarios, pero por otro asegura parte de su vida propia[5].

 

Desde el mismo momento de la invasión a sus tierras, el pueblo Páez se rebeló y convocando a los pueblos vecinos lideró una guerra que duró más de cien años, quizás algunos conocen la historia de la cacica Gaitana quien sin ser páez asumió la causa de la defensa y organizó una parte de la guerra. Luego, hacia 1650 y cuando no fue posible derrotarlos, la lucha se trasladó a otros terrenos y los propios paeces iniciaron un proceso para lograr el reconocimiento de sus tierras. Son notables las acciones de los caciques Guayamuses de la región de Togoima (vertiente oriental de la cordillera central), quienes buscaron el alinderamiento de sus tierras hasta lograrlo[6]. El 8 de marzo de 1700, la corona española reconoce a Don Juan Tama[7] que los indios de Jambaló, Quichaya, Pueblo Nuevo y Caldono son los únicos poseedores de los territorios por ellos ocupados (en la vertiente occidental de la cordillera central). Juan Tama pasó a la tradición como un héroe creador quien tuvo un nacimiento maravilloso en una laguna a donde cayó un lucero y la noche de su nacimiento se formó una tormenta con una gran creciente. Los sabios del pueblo páez  fueron a recoger al niño que bajaba en la creciente. El relato es pródigo en los problemas que tuvieron para sacarlo, y a pesar de existir diversas versiones, todas coinciden en afirmar que este niño llegó con un libro que traía los títulos de sus tierras. Así que las escrituras de propiedad de los resguardos[8] no fueron otorgadas por nadie, fueron entregadas por la misma naturaleza y tanto ellas como la escritura misma tienen un origen por fuera de lo común y son fuente de poder. Nótese que la escritura se asume como una forma de defensa de los propios derechos y que puede ser utilizada por los propios indígenas sin que sea necesaria la intervención de terceros[9].

 

Muchos años más tarde, entre 1910 y 1920, el departamento del Cauca y el país ven el movimiento organizado por Manuel Quintín Lame, quien en un momento dado reúne una fuerza contra los terratenientes caucanos y luego, al ser derrotado militarmente, continúa su lucha con todo el apoyo de las leyes y las letras. Fue Quintín Lame un indio que se atrevió a escribir y dice:

 

"Yo no puedo enorgullecerme de que hice detenidos estudios en una escuela o en un Colegio; pues mi colegio fue un entusiasmo incansable, porque le pedí a mi padre Señor Don Mariano Lame la educación, es decir, que me mandara a la escuela y me consiguió una pala, un hacha, un machete, una hoz y un agüinche y me mandó con siete hermanos a socolar y derribar montaña; pero yo con ese entusiasmo que sobrepujaba en mi interior me llegó el pensamiento de que debía escribir aunque fuera en una tabla con un carbón y que la pluma debía ser dicha aguja en la hoja de un árbol"  (1973 : 57)

 

La escritura aunque es ajena y está en una lengua ajena sirve para ayudar en la lucha, evitar el engaño, es vista como una herramienta de protección y de defensa.

 

Es de resaltar cómo la escritura fue incorporada al mito de Juan Tama y aunque sabemos que es sobrino de don Jacinto de Moscay pasa a ser don Juan Tama de la Estrella, hijo del trueno. Es quizás esta valoración positiva de la escritura la que ha llevado a que los paeces adopten muy rápidamente una escritura alfabética, con los caracteres latinos[10].

 

Años después, en 1971 se organiza el Consejo Regional Indígena del Cauca -CRIC- que definió un programa de siete puntos que son:

 

1. Recuperar las tierras de los resguardos

2. No pago de terraje[11]

3. Ampliar los resguardos

4. Fortalecer los Cabildos indígenas

5. Hacer conocer las leyes sobre indígenas y exigir su justa aplicación

6. Defender la historia, la lengua y las costumbres indígenas

7. Formar profesores bilingües para que eduquen de acuerdo con las condiciones de las comunidades

 

Trabajar con un programa de tal naturaleza implicó que la propia organización indígena asumiera el trabajo de alfabetización de adultos para que se pudieran leer los textos legales que consagraban los derechos indígenas. También significó que en la práctica y ante la inoperancia del sistema educativo nacional en ese época, se organizara el Programa de Educación Bilingüe en 1973 y a partir de él se trabajara en la educación escolarizada y no escolarizada. Tal como analiza Elizabeth Castillo, para ellos, aprender a leer es aprender a luchar (1999 : 146).

 

Antecedentes de la escritura del nasa yuwe

 

Ya hemos visto cómo el pueblo páez aprovechó la escritura en castellano para fortalecer la lucha por sus derechos y defender sus ideales. El camino para buscar una escritura en su propia lengua estaba allanado.

 

En 1964 llegan al Departamento del Cauca, a la región de Pitayó, los misioneros del Instituto Lingüístico de Verano -ILV- quienes van a proponer un alfabeto para la escritura en nasa yuwe. Así nace la primera propuesta que conocemos para dotar a la lengua páez de un sistema de escritura. Es interesante resaltar que son los religiosos los que hacen la propuesta, la cual es desarrollada por ellos mismos y poco a poco va siendo utilizada en sus labores evangelizadoras. Es preciso señalar que por fuera de la esfera de acción de la misión evangelizadora, esta propuesta no va a tener mayor difusión. Era una propuesta alfabética con caracteres latinos que tuvo como modelo la lengua castellana, de hecho reprodujo algunos de los problemas de la escritura del castellano. Algunos de los errores que se notaban en la propuesta son: varios grafemas para representar un mismo fonema, por ejemplo el caso del fonema / k / era representado por los grafemas c, qu, k; falta de sistemacidad para representar los procesos de la lengua, por ejemplo, para la palatalización de unidades consonánticas se usaron diferentes diacríticos.

 

Unos años después el Instituto Misionero Antropológico -IMA- (de la iglesia católica) propone otro sistema de escritura, también con caracteres latinos y con una hipodiferenciación de las unidades distintivas. En esta propuesta, por ejemplo, no se marcaba la nasalidad en las vocales, la cual es un rasgo distintivo en esta lengua; no se señalaba sistemáticamente la aparición de una oclusión glotal, lo que conducía a problemas en la identificación de lo signos y a la postre llevó a que sus autores reconocieran esta deficiencia y retiraran su propuesta.

 

No consideramos pertinente ahondar en esta exposición en las deficiciencias de estas propuestas, pero queremos poner de relieve que se continuaba un camino en la apropiación de la escritura para este pueblo. Evidentemente las deficiencias nacían de la inexistencia de estudios lingüísticos de calidad sobre una lengua que tiene una gran riqueza fonética, una variedad de procesos fonológicos y una gramática diferente a la de las lenguas de origen indoeruropeo. Es importante señalar cómo una vez más la actividad con las lenguas fue una aliada de la evangelización, a tal propósito baste recordar que ya en el siglo IV fue un obispo (Ulfias) quien no sólo diseño el alfabeto gótico sino que tradujo partes del Nuevo Testamento; o recordemos que en el siglo IX el alfabeto cirílico es propuesto por San Cirilo; o pensemos en los siglos XVI y XVII cuando en la expansión comercial, colonial y misionera europea misioneros católicos escribieron documentos sobre lenguas de América, Asia, África[12].

 

Regresemos al páez y el proceso que estamos tratando de describir. Los propios paeces, y la organización regional indígena fueron conscientes de las dificultades de estas propuestas de escritura y más aún cuando toda la discusión tocó los ámbitos de la escuela. En el mismo momento en que se decidió que era necesario ganar el espacio escolar para la vida comunitaria y para defender su existencia amenazada no sólo por las balas o el hambre, sino por la educación. Consideramos pertinente citar a uno de los dirigentes del Cric, quien en 1973 sostuvo públicamente:

 

" ... no solamente con bala nos acaban; no solamente con bayoneta nos matan. Nos pueden matar de hambre y nos pueden matar con sus ideas.

Se nos mata con las ideas cuando se nos destruye como indios. Cuando se hace creer a todo el mundo que el ser indio es ser animal, ruin, perjudicial para la comunidad.

Y se nos mata con ideas cuando a nosotros mismos nos meten en la cabeza que es vergonzoso seguir nuestra propia cultura, hablar nuestra propia lengua, vestir nuestros propios vestidos, comer ciertas cosas que la naturaleza nos da o que nosotros producimos.

Es una forma disimulada de irnos destruyendo como indígenas, es la manera de irnos destruyendo lentamente" (Nuestra lucha es tu lucha, 1974 : 13)

 

Es así como a mediados de los años 80 dos paeces, del Programa de Educación Bilingüe del CRIC, van a estudiar en la maestría de Etnolingüística en la Universidad de los Andes, en Bogotá. Son ellos quienes junto a otra colega, también egresada de la misma maestría, van a proponer una nueva grafía para el nasa yuwe[13]. Esta propuesta fue elaborada después de una investigación fonológica de las "variantes dialectales de Nasa Yuwe de Toribío, Caldono, Tierradentro y Pitayó" tal como dice en el documento del CRIC Nasa Yuwete piisan f'i'n'i  El alfabeto Nasa Yuwe .

 

Intentos de unificación

 

Llegamos a una época que podríamos llamar de la "Guerra de los alfabetos" dado que cada uno de ellos se había convertido en el emblema de una organización (política o religiosa). La ideologización de la herramienta se había exacerbado y cada quien buscaba imponer su propuesta.

 

Para ese entonces, todos -CRIC, Cabildo de Pitayó[14] y Prefectura Apostólica de Tierradentro- trabajaban en la educación. La organización CRIC a través de su Programa de Educación Bilingüe, el Cabildo de Pitayó en las escuelas en donde lograba que se nombraran maestros capaces de implementar su propuesta y mediante cursos ocasionales de alfabetización y la Prefectura Apostólica que controlaba parte de la educación escolar estatal[15].

 

Lejos estaba el pueblo nasa de tener un solo alfabeto que sirviera para la escritura de su lengua. Nadie quería tener la sensación de ser "perdedor" en una competencia que sin lugar a dudas involucraba una amalgama de objetivos entre los que se cuenta el mantenimiento, conservación o transformación del orden social de los paeces y de su lengua.

 

En 1987, el Instituto Colombiano de Antropología -ICAN- convoca el Seminario de unificación de alfabetos de la lengua páez y allí participan: Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC, Instituto Lingüístico de Verano-Cabildo de Pitayó, Instituto Misionero Antropológico, Prefectura Apostólica de Tierradentro, Cabildos (autoridades) paeces de la región de Tierradentro, lingüistas, antropólogos, profesores universitarios, Instituciones del Estado Colombiano y los paeces que quisieron asistir. Fue un evento bastante publicitado y sobre el cual algunas personas se crearon expectativas respecto de una posible unificación. En esta reunión, realizada en San Andrés de Pisimbalá, el Instituto Misionero Antropológico oficialmente retiró la propuesta que años antes había elaborado.

 

A pesar de que no se llegó a la unificación, esta reunión permitió una discusión amplia, abierta y sincera de las bondades o deficiencias de las distintas propuestas[16]. Discusión que, en los propios términos paeces, se hizo "a los ojos de las comunidades" con lo cual la búsqueda de una escritura unificada dejó de ser exclusividad de los especialistas (paeces y no paeces, académicos o no) para empezar a ser considerada en las discusiones públicas de los padres de familia en las escuelas, o en la asambleas de las autoridades indígenas, y llegó incluso a volverse tema de la conversación de las familias alrededor de sus fogones en los momentos de comida en las cocinas de las casas[17].

 

Es así como en 1997, diez años después de la reunión promovida por el ICAN, los paeces deciden buscar nuevamente el camino de la unificación de la escritura alfabética para su lengua. Convocan una reunión "interna" en Tierradentro y los asistentes discuten, durante varios días, la necesidad e importancia de contar con una sola propuesta de escritura y estudian los posibles caminos para lograrlo.

 

Deciden conformar una comisión para tal efecto y nombran cinco delegados por sector. Conscientes de la importancia de la relación con la sociedad nacional acuerdan invitar un lingüista conocedor del nasa yuwe, pero no partícipe en la elaboración de las propuestas existentes, para que asesorara el proceso.

 

Tenemos varios factores que incidieron positivamente:

 

1.- Motivación de todos los sectores interesados en escribir; voluntad que nacía de la realidad endógena. Reforzada con el hecho de que la escritura estaba ligada a los héroes fundadores (recuérdese el caso de Juan Tama de la Estrella) y a la lucha jurídico-política del pueblo nasa.

 

2.- Búsqueda de elementos exógenos favorables al proceso y con capacidad de aportar al mismo.

 

3.- Existencia de varias propuestas de alfabeto, utilizadas durante varios años en procesos de alfabetización.

 

4.- Existencia de estudios lingüísticos de distinto nivel y profundidad que permitían acopiar elementos para proponer un diasistema de unidades distintivas de la lengua.

 

5.- Práctica educativa de cada uno de los sectores (educación formal y no formal).

 

6.- Antecedentes importantes de trabajo y publicación, en nasa yuwe, de documentos de gran repercusión política, como fue la traducción de la Constitución de la República de Colombia[18].

 

Desde el inicio, este nuevo intento estuvo articulado con las necesidades, impulsos, propósitos y aspiraciones de los propios nasa.

 

Podemos afirmar que las motivaciones cubrían claramente varias de las funciones del lenguaje: fática, conativa, denotativa, poética, emotiva.

 

Metodología de trabajo

 

Una vez nombrada la comisión, dos tareas fueron acometidas de inmediato: buscar los recursos económicos necesarios para el funcionamiento y la escogencia del lingüista. Para la primera se elaboró un proyecto que contó con el apoyo económico de la Corporación Nasa kiwe[19]. En la segunda se acordó invitar a Tulio Rojas Curieux. El equipo de trabajo fue:

 

Cabildo de Pitayó: Adonías Perdomo, Masedonio Perdomo, Juan Ernesto Perdomo, Filemón Perdomo, Wilson Chagüendo, Sevedías Perdomo.

 

Consejo Regional Indígena del Cauca: Inocencio Ramos, Abelardo Ramos, Susana Piñacue, Marcos Yule, Joaquín Viluche.

 

Prefectura Apostólica de Tierradentro: Liborio Güegia, Benigno Achicue, Homero Marín, Maximino Atillo Copaque, María Elena Palomino.

 

Lingüista asesor: Tulio Rojas Curieux.

 

Se acordó un plan de trabajo que en líneas generales consistía:

 

- Fase de discusión y estudio de las propuestas

- Fase de diseño de la propuesta unificada

- Fase de experimentación en distintos grupos de trabajo

- Fase de aprobación de la propuesta

- Fase de socialización y difusión amplia de la propuesta

 

Las dos primeras fases (discusión y diseño) se realizaron durante el año de 1998. La de experimentación nos ocupó buena parte de 1999 y parte del 2000. El XI Congreso del Consejo Regional Indígena del Cauca (reunido en La María-Piendamó, Cauca, marzo 26-30/2001) designó una comisión para reflexionar sobre la educación propia y discutir las conclusiones del trabajo de la comisión de unificación del alfabeto. El Congreso por unanimidad respaldó el trabajo de la comisión y aprobó las recomendaciones de la misma. Se pasó, entonces, a la fase de difusión y aplicación en las diferentes zonas.

 

Veamos ahora el trabajo que se ha desarrollado en cada fase.

 

El lingüista presentó al inicio de cada una de las reuniones algunos elementos generales de la teoría y sugirió diferentes lecturas en función del tema que se discutiera. Fue el responsable de animar y conducir las discusiones y además se le encomendó la tarea de organizar la secuencia de discusiones para llegar a la unificación.

 

En la fase de discusión y estudio de las propuestas cada uno de los sectores presentó los fundamentos de su sistema, los cuales fueron analizados en el marco de las relaciones entre lenguaje humano-lengua-habla. Las variantes dialectales llevaron a la comisión a discusiones importantes sobre la relación entre la lengua hablada y la lengua escrita, así como a las posibilidades (o imposibilidades) que tiene un sistema de escritura para representar con fidelidad el habla. Como una experiencia importante, propia y ajena al mismo tiempo, se analizó el alfabeto de la lengua castellana. Se vieron ejemplos en donde consideraciones de tipo fonológico, morfológico, morfofonológico, morfosintáctico, eran necesarias para definir la forma de escribir una u otra palabra, una u otra secuencia. Las dificultades que tienen los maestros en la enseñanza de la escritura en castellano a los niños indígenas (y a los no indígenas) fueron factor clave para analizar concienzudamente los problemas de las grafías que estaban en consideración.

 

Una vez se entró en la fase de diseño de la propuesta unificada varios acuerdos fueron necesarios. Se trabajó primero en la presentación de la propuesta de diasistema fonológico elaborada por el lingüista y dentro de ella, las correlaciones de rasgos en los fonemas consonánticos y en los vocálicos. El primer acuerdo se dio respecto de la representación gráfica de cuatro fonemas, sobre los que operan correlaciones (aspiración, palatalización, palatalización-aspiración). Los esfuerzos estuvieron centrados en tener un solo símbolo para cada fonema y ser consistentes en su uso. También se buscó representar adecuadamente los procesos correlativos. Los cuatro primeros fonemas de la propuesta unificada fueron: / p  t  ts  k / que se representaron mediante las letras: p, t, ç, k. Se decidió representar la aspiración de las consonantes mediante la letra h al lado derecho de la letra que representa el fonema, la serie de fonemas aspirados se representó por las siguientes letras: ph, th, çh, kh.  Para la palatalización se decidió usar la letra x, al lado derecho de la letra ya definida para la consonante básica, de tal manera que la serie de las palatalizadas se representó por: px, tx, çx, kx. Luego los fonemas consonánticos palatalizados y aspirados se representaron mediante la combinacion de los dos diacríticos ya utilizados para las series anteriores: pxh, txh, çxh, kxh. Se trabajó luego en la sonorización con prenasalización de las cuatro consonantes iniciales. Dado que la prenasalización es automática, se decidió no representarla mediante ningún diacrítico; de esta manera los acuerdos se dieron sobre las unidades fonológicas: / mb nd ndz ng / que se representaron por: b, d, z , g. Y sobre estas unidades opera una correlación de palatalización, lo cual se representó: bx, dx, zx, gx. Al llegar a este punto del trabajo ya se había avanzado sobre 24 de las 37 unidades consonánticas de la lengua páez, que en la fonología de la lengua han sido clasificadas como Instantáneas[20]. Se trabajó luego, sobre los fonemas continuos, en los cuales ya no hubo mayor problema. El acuerdo sobre la palatalización implicó una muy amplia discusión y una importante decisión pues en este punto las dos propuestas (CRIC e ILV) estaban bastante distanciadas y ninguno de los grupos quería ceder. Al final se optó por una solución que no representaba ninguna de las dos propuestas y resguardaba la regularidad del sistema.

 

A pesar de que este fue el camino del trabajo, en reuniones posteriores durante el proceso de experimentación se discutió sobre la conveniencia de enseñar el alfabeto del nasa yuwe en este orden. Consideraciones de carácter pedagógico llevaron a que se propusiera otro orden tanto para la presentación de los resultados como para la enseñanza del alfabeto. Esta propuesta fue presentada en la Revista cxayu'çe Nº 4 del Programa de Educación Bilingüe del CRIC. La diferencia consiste en las consonantes que se presentan con el nombre de básicas. Dado que no se está en análisis fonológico, no parece importante entrar en la distinción entre unidades instantáneas y continuas, así que se consideran básicas todas las consonantes que no tienen rasgos de coarticulación suplementarios (15 unidades), luego se presentan las palatalizadas (14 unidades), luego las aspiradas (4 unidades) y por último las consonantes palatalizadas-aspiradas (4 unidades). De esta manera se preservan los resultados del análisis fonológico realizado y se logra una manera adecuada para enseñar el alfabeto.

 

Los acuerdos para las unidades vocálicas fueron relativamente más sencillos pues las dos propuestas coincidían en la representación de los cuatro timbres del subsistema básico: i, e , a, u. En nasa yuwe las unidades vocálicas tienen una división importante entre vocales orales y vocales nasales. Sobre las cuatro unidades orales presentadas se dan correlaciones de glotalización (representada por el símbolo ' después de la vocal), aspiración (representada por h después de la vocal) y alargamiento (representada por la repetición del símbolo). En las vocales nasales se repiten las correlaciones descritas y se usaron los mismos símbolos. Se decidió representar la nasalidad vocálica mediante una línea horizontal en la parte superior de la vocal[21].

 

Así se llegó a una unidad en los símbolos para representar los fonemas. Se tuvo siempre como guía la búsqueda de la máxima funcionalidad, sistematicidad y economía. La comisión considera que logró su propósito.

 

Se discutió luego, sobre la conveniencia de representar el acento fonológico en la escritura. Después de hacer varias experiencias se consideró  que no parece pertinente marcar el acento. Hasta el momento ninguna de las propuestas lo venía haciendo y no se encontró razón valedera para cambiar esta práctica.

 

Consideraciones de diversa índole condujeron a la comisión a proponer un alfabeto que aunque utilice los caracteres del alfabeto latino, sea diferente del alfabeto de la lengua castellana. Cada lengua tiene su propio sistema y estructura y hay acuerdo en que se debe mantener independencia entre ellas.

 

La comisión discutió sobre algunas normas ortográficas, las mínimas, tales como el uso de letras mayúsculas y minúsculas. Consideró que el trabajo de normati(vi)zación deberá ser emprendido a posteriori, que primero se hace necesario la apropiación y uso del alfabeto unificado. Luego vendrán otras tareas.

 

Ya hemos dicho que en cada uno de los sectores presentes en la comisión había muchas expectativas, algo similar sucedía por fuera de ella. Cada vez que finalizaba una reunión la pregunta obligada para todos (lingüista incluido) era: ¿Quién va ganando? Se seguía asumiendo el trabajo como una competencia para derrotar al otro. Esta situación obstaculizó nuestro trabajo y fue preciso discutir muy cuidadosamente en el seno de la comisión, primero, y luego por fuera de ella, que ninguna de las propuestas iba ganando, que una vez unificado el alfabeto no habría perdedores y se tendría un solo ganador: el pueblo nasa que contaría con un solo alfabeto para escribir su lengua y que en muy poco tiempo cualquier documento producido en un lugar o en otro, en un ámbito o en otro, podría ser leído por todos.

 

Cuando se fue comprendiendo el valor de asumir el trabajo sin perdedores y con un solo ganador, nuestro trabajo dio un salto considerable. Esto se logró porque cada persona, cada representante y cada sector entendieron que era necesario ceder un poco, que todos deberían ceder en algo, para el beneficio común, como efectivamente sucedió al final[22].

 

Durante la fase de experimentación en distintos grupos de trabajo se incluyeron reuniones con docentes que hablan la lengua, personas mayores no alfabetos en castellano, pero sin saber escribir en nasa yuwe, jóvenes estudiantes de secundaria, madres y padres de familia y niños que comienzan en el sistema escolar. Los resultados de los trabajos en todos los sectores fueron halagadores; se realizaron más de tres reuniones en cada sector y se pudo presentar y experimentar  la propuesta.

 

En el curso de estos trabajos se fue dando la necesidad de proponer neologismos para nombrar las unidades consonánticas y vocálicas. Ellos han sido discutidos, analizados y aprobados en el seno de la comisión, pero como siempre serán los usuarios quienes en la vida diaria los refrenden: si son usados y sobreviven al empuje del castellano, habrán ingresado al léxico del nasa yuwe. Estamos ante una nueva etapa, que apenas comienza.

 

La fase de aprobación de la propuesta y de los trabajos de la comisión se dio en el marco de la preparación y realización del XI Congreso del Consejo Regional Indígena del Cauca, en marzo 2001, con los resultados antes descritos.

 

Actualmente nos encontramos en la fase de socialización y difusión amplia de la propuesta. Dentro de las tareas que la comisión y los diferentes sectores nos hemos trazado se encuentran:

 

- Realización de reuniones, cursos y talleres para difundir el Alfabeto unificado, explicar sus alcances y aclarar las preguntas.

 

- Reimpresión de materiales con la propuesta unificada.

 

- Edición de revistas y documentos bilingües.

 

Es claro que el fortalecimiento de la lengua nasa exige la ampliación de espacios de uso; lo escrito no sustituye lo oral, pero sí puede complementarlo.

 

Cerrando esta reflexión

 

Parece pertinente aclarar que la escritura de una lengua es un proceso que va más allá de la manera de graficarla; este proceso incluye la existencia de sujetos que quieran introducir y desarrollar esta práctica (la de la escritura), que se sientan motivados a hacerlo, que sus motivaciones vayan más allá de la escuela y que además cuenten con los medios técnicos y el conocimiento práctico necesario y no menos importante que encuentren múltiples situaciones de ejercitarla. Como se ve, el paso de la oralidad a la escritura implica muchos cambios e importantes repercusiones en una sociedad[23].

 

Somos optimistas, el nasa yuwe cuenta con un alfabeto unificado, cuenta con hablantes deseosos de escribir en su lengua y de valorizarla, cuenta con avances en este sentido. Viene el proceso de apropiación y de normalización de su uso. El manejo de la escritura deberá introducirse teniendo en cuenta lo que ella es y lo que no es. Está claro que la escritura no puede ser el reflejo, como en espejo, del habla.

 

Por lo tanto, un verdadero, amplio, extenso desarrollo de la escritura implica abrir o conquistar nuevos espacios que no pueden limitarse a la escuela, esto sería demasiado restringido y a mi juicio uno de los problemas que hoy agobian el desarrollo de las diferentes formas de escritura.

 

Las tareas de la escritura nos conducen directamente a la lectura que es su contraparte. En sus inicios, y siempre, la lectura debe ser un placer y no una tortura. Esto debemos tenerlo presente (en el sistema escolar y por fuera de él) para que al proponer formar lectores en las lenguas indígenas, hayamos creado los textos escritos que agraden, que gusten, que deleiten. Pero esta reflexión la dejamos para otro momento.

 

La escritura es un sistema de transmisión de información y de apropiación del conocimiento. Un sistema que cuando lo utilizamos nos obliga a pensar, a reflexionar. El valor lúdico de la escritura, y por ende de la lectura, nos proyecta sobre un gran juego de posibilidades de emociones y sentimientos que debemos saber desarrollar. No he hablado de lo que algunos han dado en llamar "la segunda alfabetización". En el mundo de hoy han irrumpido nuevas tecnologías como la síntesis electrónica de la palabra; las máquinas hablantes e interactivas han hecho su aparición y junto a los medios de comunicación oral-no directos, comienzan a competir con la escritura quien tenía el monopolio y la exclusividad de la trasmisión a distancia de la información y del conocimiento. Es claro entonces que la revolución de Gutenberg ha sido superada, pero esto no nos hace pensar que la escritura vaya a desaparecer, por el contrario parece darse un proceso de revitalización, sobre todo en algunas de sus funciones. Afortunadamente para nosotros, el trabajo continúa.

 

 

Abril del año 2002


 

BIBLIOGRAFIA

 

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* Lingüista. Profesor Departamento de Antropología. Facultad de Ciencias Humanas y Sociales. Universidad del Cauca. Popayán - Colombia. <trojascu@yahoo.com>

[1] Citado en Sobre las huellas de la voz, L.E. López & I. Jung (Comps.), página 81.

[2] Jon Landaburu ha reflexionado sobre este tema y sus repercusiones en sociedades indígenas. Su artículo "Oralidad y escritura  en las sociedades indígenas" publicado en el libro Sobre las huellas de la voz, es una valiosa contribución para quienes andamos en este camino.

[3] Hablamos de las letras simples y no de los dígrafos que utilizan dos grafos ya existentes. Veamos: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.

[4] El dato oficial de 1998 es de 118.845 paeces que corresponde al 16,93% del total de la población indígena de Colombia. Tomado de Los pueblos indígenas de Colombia, 1997. Desarrollo y territorio. Raúl Arango - Enrique Sánchez. Tercer Mundo Editores • Departamento Nacional de Planeación / 40 años. Julio 1998.

[5] En la primera parte del libro de FINDJI & ROJAS Territorio, economía y sociedad páez hay un estudio al respecto, en el caso de Jambaló (municipio y resguardo en la actualidad) como parte del Título de los cinco pueblos.

[6] En 1667 se concedieron títulos y amparos a los indios de esta región. Ver Findji y Rojas, pág. 39.

[7] Cacique páez de Vitoncó (Tierradentro) en el siglo XVIII.

[8] resguardo: territorio de propiedad de los indígenas; institución que data de la época colonial y tiene sus orígenes en el reconocimiento que la corona española hizo a los indígenas sobre la propiedad de sus tierras y su gobierno relativamente autónomo.  Esta institución ha sobrevivido con muchos tropiezos debido a la presión ejercida buscando su extinción, pero la firme defensa de los resguardos ha logrado que además de mantenerse vigente en la actualidad, se hayan constituido, durante los últimos años, varios resguardos en el territorio nacional.  Cuando en 1991 se promulgó la nueva Constitución Política de la República, los resguardos entran a formar parte de una nueva unidad político-administrativa: las Entidades Territoriales Indígenas. Estas Entidades Territoriales todavía no han sido constituidas a pesar de las exigencias indígenas.

[9] Por los mismos años de Don Juan Tama, vivió Eujenio del Castillo i Orosco, cura de Tálaga quien hacia 1755 escribió un diccionario páez-castellano, un catecismo y varias pláticas en la lengua páez. Sin embargo esto no llevó a un uso masivo de la escritura de esta lengua.

[10] Joanne Rappaport en el 45º Congreso Internacional de Americanistas (1985) presentó un trabajo en donde analiza "la actitud páez frente a la escritura, la influencia de la palabra escrita en su pensamiento histórico y las alternativas indígenas a la comunicación escrita". Ver Bibliografía.

[11] Terraje: modalidad impuesta por los terratenientes mediante la cual los indígenas estaban obligados a trabajar varios días al mes para el terrateniente, obteniendo a cambio el permiso de vivir y autorización para ciertos cultivos.

[12] Véase Robins (1990) "Historia de la lingüística" en Frederic Newmeyer (compilador) Panorama de la lingüística moderna de la Universidad de Cambridge. Tomo I Teoría lingüística: fundamentos.

[13] Se trata de Abelardo Ramos Pacho -del resguardo de Tálaga-, Marcos Yule Yatacue -del resguardo de Toribío- y Rocío Nieves Oviedo.

[14] Los mismo evangélicos de Pitayó lideraron la conformación de la Alianza misionera cristiana Páez, que además de su acción evangelizadora ha trabajado en procesos de alfabetización de adultos y de niños.

[15] Gracias al "Convenio de Misiones" según el cual la administración de la educación, en las regiones indígenas, era realizada por las misiones católicas o en otros términos a "la educación contratada" que nació de la aplicación del Concordato que el Estado colombiano firmó con la Santa Sede en 1888 y luego renovó en 1973. Para una ampliación de nuestra posición sobre este tópico, véase Rojas Curieux, 1999.

[16] Ellas se encuentran en el documento publicado por el Instituto Colombiano de Antropología - ICAN Unificación del Alfabeto de la Lengua Páez.

[17] Es común que las familias se reúnan al caer la noche para tomar los alimentos, sentados cerca del fogón (pequeña hoguera) que hacen en el suelo. Allí se revisan las actividades del día, se conversa y programan las siguientes actividades, se informa y se recibe información, se trasmite la tradición. Al decir de muchos paeces, lo que no se conversa allí es como si no existiera en la familia.

[18] Una reflexión sobre este proceso puede leerse en Rojas Curieux, 2001.

[19] Institución creada por el Estado colombiano luego de la avalancha de 1994 que destruyera varias comunidades paeces en la región de Tierradentro. Dentro de sus labores se encuentra contribuir en la reconstrucción social del pueblo páez afectado por la tragedia. El mismo nombre de la corporación está en nasa yuwe y su traducción puede ser "territorio páez". El apoyo económico de esta institución cubrió las dos primeras fases descritas.

[20] Para ver la fonología de la lengua puede consultarse Rojas Curieux, 1998.

[21] En algunos lugares han tenido dificultades para escribir en medios electrónicos este símbolo de nasalidad, se están considerando otras posibilidades.

[22] Un solo miembro de la comisión, proveniente del Resguardo de Pitayó, se retiró el último día de trabajo, a último momento, cuando vio que los otros representantes de ese Cabildo habían aceptado la propuesta conjuntamente elaborada, como una propuesta unificada. Él asumió esto como una "traición" a su historia, desconoció el trabajo de la comisión y el suyo propio. En los primeros momentos logró desorientar algunos compañeros, pero en su propia comunidad se le ha señalado la inconveniencia de su actuación y el Cabildo de Pitayó ha recibido a la Comisión cuando esta ha ido al resguardo a explicar los resultados del trabajo y a coordinar las labores de experimentación y difusión.

[23] A veces no tenemos en cuenta estos puntos, pues para nuestra sociedad la escritura existe desde hace mucho tiempo y su práctica está muy difundida. No es el mismo caso para las sociedades indígenas.