Entre la desesperación y la modernolatría de la urbe: 

tres poetas de la vanguardia latinoamericana de los años treinta

 

 

 

Russell Cobb, University of Texas at Austin
12/3/98

 

 

 

“To pry an object from its shell, to destroy its aura, is the mark of a perception whose “sense of the universal equality of things” has increased to such a degree that it exctracts it even from a unique object by means of reproduction”.

 

--Walter Benjamin

 

“Vamos todos dançar

entre o bonde e a árvore?”

 

--Carlos Drummond de Andrade

 

 

 

            París, la supuesta “capital cultura” del mundo en el siglo XIX, siempre ha dejado sus huellas como “ciudad universal” en los artistas americanos. Si bien esas huellas para los poetas modernistas hispanoamericanos se caracterizaban por la admiración y la adulación a esta cosmópolis, la rápida y muy desigual aceleración de la modernidad a partir de los años veinte del siglo veinte provoca una reacción crítica al cosmopolitismo idealista de los modernistas por parte de una nueva generación de poetas de la vanguardia latinoamericana. Para César Vallejo, los latinoamericanos cosmopolitas que publicaban literatura en París en esa época pertenecían a la cultura “oficial” y formaban parte del mundo diplómatico, a lo cual él se excluía. Vallejo señala que,

Desde hace relativamente pocos años existen en París dos hemisferios de artistas y escritores transatlánticos... En la actualidad ambas clases de intelectuales están separdadas una de otra, que en muchos elementos entre ellas no se conocen ni de vista. Permítaseme una nota personal: yo estoy en el número de los escritores hispano-americanos no oficiales (21).

 

Si por un lado el cosmopolitanismo siempre ha tenido, a apartir del renacimiento, por bien o mal,  la conotación de “ciudadanía universal” a base de un acuerdo general de gustos y valores universales, es la observación de artistas de la vanguardia latinoamericana como Vallejo que empiezan a problematizar la identidad cosmopolita a través de una conciencia del papel del latinoamericano en París.

            Vallejo, en su libro Poemas humanos refleja una crisis del cosmopolitismo con ironía, humor, y un lenguaje coloquial, rasgos que otro poeta de la vanguardia, Carlos Drummond de Andrade emplearía en su portugués del Brasil. Los dos representan una conciencia nasciente de los efectos dañinos producidos por la base ecónomica del cosmopolitismo de los años veinte: el capitalismo moderno y el proceso desigualizador de la modernización de la economía global por un lado en la sociedad, y por otro en la desmitificación y aplastamiento del artista como figura superior a la sociedad. Benjamin nos recuerda que en la edad de la reproducción mecánica la originalidad de la obra pierde su hegemonía; el arte se reproduce y se conume sin que a su público le importe la fuente original de la obra ni tampoco de su creador. Mientras el proceso de modernización al inicio del siglo produjo notables movimientos artísticos y artistas que escribían y pintaban con asombro y esperanza con respecto a  los avances tecnólogicos. Basta recordar a los futuristas italianos y Vicente Huidobro para notar que esa idea de la liberación del hombre por la máquina tuvo una repercusión mundial.

Sin embargo, este avance de la modernización en América Latina no sólo fue lento y a medias sino aumentó la dependencia con que esas economías y movimientos artísticos miraban a Europa. En ese entonces, “la globalización” ya impactaba como nunca el intercambio de productos y de ideas. También en el microcosmos del poeta y su contexto social (lo que más nos interesa) hay una fuerte repercusión en el lenguaje poético de la vanguardia y la identidad del sujeto poético latinoamericano debido al cruce de una conciencia nueva (aunque todavía cosmopolita) que señala Antonio Candido y una penetración dentro del sujeto por la urbanización y la modernización.

            Describiendo este cambio psicológico que producía la modernización de la urbe dentro de cada uno de sus habitantes, el alemán Georg Zimmel escribió al principios del siglo, “The psychological foundation, upon which the metropolitan individuality is erected, is the intensification of emotional life due to external stimuli” (Zimmel 325). Aunque Zimmel trataba este cambio debido a la modernización en términos sociológicos, podemos decir que los poetas que participan en este proceso sufren la mismo “intensificación” al trasponer “la vida emocional” a la palabra, utilizando la materia prima de la ciudad en su poesía. Según Zimmel, los nuevos movimientos intelectuales europeos comparten la misma actitud de enfrentamiento del individuo contra la hegemonía de la máquina en la modernización. Para él, Nietzsche y Marx compartían, “the same fundamental motive... namely the resistance of the individual to being levelled, swallowed up in the social-technological mechanism” (Zimmel 324).  Compartimos esa idea en cuanto a la estética de la poesía; así que los poetas luchan con este avatar “modernólogo” a través del lenguaje como el socialismo lucha para la liberación de los obreros. Sin embargo, la poesía de esa época no es necesariamente “comprometida “ a una ideología fija ni a un proyecto anti-moderno; la urbe y el cosmopolitismo ya forman parte de la identidad y negarlo totalmente sería la negación misma del ser. Siempre en la poesía urbana desde Baudelaire ha existido dos polos de actitud fente a la ciudad y su modernización, uno positiva y uno pesimista. Marshal Burhman nombra el primero, “la modernolatría” y el segundo, “deseperación cultural” y afirma en en su estudio sobre Baudelaire que éste contenía los dos polos, mientras desde entonces todos han gravitado hacia un extremo o otro. 

                Con la publicación de los hitos en la poesía latinoamericana como Poemas humanos de Vallejo, Residencia en la tierra de Pablo Neruda, y Alguma poesia de Drummond de Andrade podemos ver cómo emerge una nueva conciencia de la relación entre el cosmopolitismo urbano europeizante y la desigualdad social. Aunque no señala ningún movimiento artístico en esta nueva conciencia, Antonio Candido apunta a la misma década de la publicación de esos libros (los años treinta) para señalar un cambio en el pensamiento latinoamericano.

El escritor brasileño Mario Vieira de Mello, uno de los pocos que han tratado del problema de las reaciones entre subdesarrollo y cultura, establece una distinción válida no sólo para su país sino también para toda latinoamérica. Dice él que hubo un cambio marcado de perspectiva, pues hasta más o menos el decenio de 1930 predominaba entre nosotros la noción de “país nuevo”, es decir, que todavía no había podido realizarse, pero que se atribuía a si mismo grandes posibilidades de progreso futuro. Sin haber habido cambio esencial en la distancia que nos alejaba y aleja de los paises ricos, lo que predomina ahora es la noción de “país subdesarrollado” (335).

 

Hasta cierto punto lo que señala Candido es un agotamiento del pensamiento utópico con respecto a las posibilidades del “nuevo mundo” por los escritores y intelectuales. Este cambio en el paradigma de Latinoamérica frente a su posción económica  y cultural en el mundo moderno lleva a los escritores de la vanguardia reconsiderar y cuestionar através de una revolución estética los centros hegemónicos del cosmópolis. En las obras de los tres que he señalado  arriba el sujeto poético se enfrenta con la modernización, con el propósito de mostrar su lado oscuro, los productos de la cultura “no oficial”. Este enfrentamiento penetra en el lenguaje mismo de la poesía; tal como se desarrolla una psquis de la metropolis para cada individuo de la sociedad, los autores cultivan un lenguaje poético de la metropolis que trasciende la mera cuestión de representación del mundo exterior y interiorizan el mundo objetivo de la modernidad. Vallejo, por ejemplo, confunde el espacio con el tiempo del día laboral y la materia prima de su poesía se vuelve parte del mercado capitalista. En Neruda, la enumeración caótica responde a la economía del dinero, dónde la calculación de los números y cosas define nuestra percepción urbana. Drummond se procupa por la identidad y función social del poeta en esta nueva época y redefinición de espacio causada por el impacto de la urbanización.

La poesía de la vangurdia latinoamericana se compromete con la cuestión de la modernidad no sólo en la estética sino también se preocupa por sus efectos sociales en las ciudades americanas. El hecho de que las ciudades latinoamericanas sufrieron una explosión rápida y desigual de modernización con el acontecimiento del capitalismo idustrial y global a partir del siglo XIX  ha sido anotado tanto por críticos literarios (Angel Rama) como por sociológos (Richard Morse). Por lo tanto, no es sólo el París de Vallejo que sufre la famosa “pérdida del aura” a manos de la poesía, sino también la ciudad latinoamericana que se transforma en el locus de deseperación cultural y existencial en la poesía de Neruda y Drummond.

 

Vallejo: la reproducción de París en  Poemas humanos

En este libro de Vallejo, el poeta no sólo representa el mundo urbano moderno sino nombra París específicamente como el locus de su poesía urbana. Si bien identifica París, una ciudad fijada geográfica e históricamente en el mundo, como el espacio real en que transcurre su poesía, podemos ver como este locus “objetivo” le penetra y altera su lenguaje y identidad como sujeto.

Calor, cansado voy con mi oro, a donde

acaba mi enemigo de quererme.

¡C´est Septembre attiédi, por ti, Febrero!

Es como si me hubieran puesto aretes (Vallejo 98).

 

Aquí Vallejo por un lado presenta la brutalidad del mercado en el plano narrativo del poema, y por otro establece esta relación capitalista (va a vender su oro aunque está cansado y tiene calor), com una relación dialéctica.  A través del poema, Vallejo contrasta una idea o un objeto con su otro y deja al lector hacer su propia síntesis: el enemigo aprende a quererle a su adversario por su intercambio económico; setiembre disminuye su calor (attiédi) por febrero.

La síntesis de esos opuestos se realiza por la propia confusión de valores, tiempos, y lenguajes. El mercado hace que los enemigos se quieran mientras Vallejo antropoformiza el mes de febrero y lo nombra en castellano, contrastándolo con “Septembre”, lo cual nombra en francés. En una estrofa se confunden el castellano y el francés en una oración unida, y por lo tanto, notamos el cosmopotismo del poeta. Sin embargo, el cosmopolitismo de Vallejo nunca es inocente ni a la cuestión de idenitidad nacional ni al contexto de ser latinoamericano y mestizo en la cosmópolis mundial, París. La frase, “Es como si me hubieran puesto aretes”, muestra este problema de identidad a través del humor. La síntesis del verso está en esta última estrofa y vemos por primera vez el cuerpo del sujeto, un sujeto masculino (cansado), con aretes colocados por el otro, los habitantes de París. La imagen de los aretes vuelve al poema absurdo, humorístico, y deshumanizador al la vez. Vallejo va elaborando esta contradicción a lo largo del poema:

París, y 4, y 5, y la ansiedad

colgada, en el calor, de mi hecho muerto.

¡C´est Paris, reine du monde!

Es como si se hubieran orinado.

 

Este verso, además de ubicarnos concretamente en la ciudad de París, Vallejo juega con el modelo ideal de París como centro cosmopólitano y moderno par excelence. Vallejo enumera París como si existieran más. Los números multiplican, reproducen, París. Si recordamos el epigrafe incial de Benjamin, nos damos cuenta de que no sólo la obra de arte pierde su valor, su “aura”, al ser reproducida sino lo que es representado también pierde un significado último, sólido. París como modelo de la modernización y de la cultura mundial desde el siglo diecinueve hasta la vanguardia del creacionismo está en crisis: Vallejo, aparte de “reproducir” París, lo desbarata y lo mortifica. Primero, nos da la imagen de un muerto, (“mi hecho muerto”),  lo roba de su sujetividad ya deshumanizada (un hombre mestizo con arretes puestos) y se convierte en solamente un “hecho”. Después contrasta esta muerte con París, la reina del mundo, que se orina. Es decir, Vallejo plantea el modelo de París como “reina”, o dominante cultural, en conflicto con su sujeto mismo, lo cual es deshumanizado y matado. París como sujeto también es grotesco, sus habitantes deshumanizan y “se orinan”.

            En el cuarto verso Vallejo confunde otra vez las estaciones del año para mostrar la artificialidad del mundo moderno:

            Calor, Paris, otoño, ¡cuánto estío

            en medio del calor y de la urbe!

            ¡C´est la vie, mort de la Mort!

            Es como si contaran mis pisadas.

 

Vallejo vuelve a la contradicción con que empieza el poema: en medio del calor de la urba, existe el estío, estación de la muerte.

Aquí podemos sacar dos conclusiones sobre lo urbano y lo moderno en el poema. Uno es que la modernidad puede reproducir otra estación del año así que nos alejamos cada vez más de la naturaleza y se invierte el estado primordial cuando sufríamos calor en el verano y frío en el invierno.  La segunda conclusión es que esta reproducción hace posible que el sujeto sufre no sólo el calor de la temperatura impuesta por la calefacción por sí, sino que la labor también de trabajar en medio de la urbe y el calor le explota y le hace sufrir.

            París es el locus de la muerte del sujeto y del proyecto mismo de la modernización como renovación cultural en los Poemas humanos. En “Calor, cansado, voy con mi oro” la expresión cliché coloquial en francés, “c´est la vie” se invierte y “en medio del calor y de la urbe” se convierte en la “mort de la Mort”.  El alejamiento de Vallejo del espacio urbano que le rodea y su identificación de este espacio con la muerte tal vez llega a su expresión más extrema en el poema “Piedra negra sobre una piedra blanca”. Utiliza, curiosamente, la forma tradicional del soneto para predecir su muerte.

            Me moriré en París con aguacero,

            un día del cual tengo ya el recuerdo.

 

Mientras el sujeto aquí se indentifica con su yo y anuncia su propia muerte en París, Vallejo se distancia de si mismo en los dos tercetos del soneto.

            César Vallejo ha muerto, le pegaban

            todos sin que él les haga nada;

            le daban duro con palo y duro...

 

La ciudad efectivamente ha eliminado su poeta; la urbe se impone física,

psicológica y linguísticamente sobre su identidad. Vallejo en los años treinta transforma el cosmopolitismo de los latinoamericanos en París y hace la ruptura poética del pensamiento utópico de los “nuevo mundistas”.

 

Neruda: residencia en la urbe

            Raramente la urbe moderna y el sujeto poético de Pablo Neruda en Residencia en la tierra se enfrentan con tanta intensidad como en los Poemas humanos de Vallejo, su poética  es más bien una poesía de las cosas. Abundan elementos de la naturaleza como las montañas, los caracoles, y los pinos pero Neruda también en esa época (los años treinta) es penetrado por el paisaje urbano. Al acercarnos a lo urbano en Neruda, dos aspectos formalistas nos llaman la atención: la enumeración caótica de elementos urbanos mezclados con la fragmentación del cuerpo humano, y la metáfora surrealista que desbarata todo lo que llena la cuidad.

En el poema “Desespediente” la primera imagen que vemos emplea el aspecto surrealista que degrada y desbarata  el paisaje urbano:

La paloma está llena de papeles caídos,

su pecho está manchado por gomas y semanas... (Neruda 87)

 

Primero la paloma, símbolo ambos de la paz y también elemento ubicuo de cualquier ciudad, aparece rellena de “papeles caídos”, los cuales han caído de las oficinas y administraciones que aparecen después. Segundo, su pecho, metáfora del locus del pathos humano, aquí desplazado por la paloma, es atropellado por “gomas y semanas”. En el plano metafórico, entonces, el único objeto vivo en el primer verso es aplastado por “la goma”, o sea, las llantas de los coches o las suelas de los zapatos. Por otra parte el tiempo, “las semanas”, también aplastan a la paloma, recordándonos de la presencia de la divisón rígida entre el día laboral y el tiempo de ocio en la vida moderna, tan evidente en la poesía de Vallejo.

            Neruda, como Vallejo, coloca el sujeto lírico dentro del espacio urbano para luego rebelarse contra su “mecanismo socio-tecnológico” destacado por Zimmel.

            Ven conmigo a la sombra de las administraciones,

            al débil, delicado color pálido de los jefes,

            a los túneles profundos como calendarios,

            a la doliente rueda de mil páginas.

 

Neruda compara en un verso “la sombra”, un metáfora de la oscuridad del espacio urbano, lo cual se describe en la palabra “administraciones”, el aspecto moribundo (“débil...pálido”) de su gente, y el tiempo cíclico y indefinado de la labor cotidiana en la modernidad (“túnleles como calendarios”, “rueda de páginas”). La imagen de la rueda se repite a lo largo del poema y da la impresión de un círculo vicioso de deshumanización y enumeración absurda ad infinitum. Empieza el tercer verso con un verbo y un propósito anti-poético,

            Examinemos ahora los títulos y las condiciones.

Las imágenes surrealistas de los versos anteriores están desplazadas por esta oración que parece un mandato de uno de los jefes. Otra vez el lenguaje del mercado, el lenguaje que existe subyacente en cada uno de los miembros de la urbe moderna se expresa en el poeta rebelde. Igual a Vallejo, quien va a vender su oro donde  su enemigo aprende a quererle, Neruda se sumerge en el mundo de:

            las actas especiales, los desvelos,

            las demandas con sus dientes de otoño nauseabundo,

            la furia de cencientos destinos y tristes decisiones.

 

Neruda, además de involucar su poesía con la materia prima del mercado como Vallejo, lo vuelve casi irreconcibible a través de imágenes y metáforas inverosímiles como “dientes de otoño nauseabundo”.

            Apartir de este punto en el poema Neruda comienza a recurrir a otro recurso poético común en las Residencias, es decir: la enumeración caótica. Esta enumeración consiste en una serie de imágenes puestas en una especie de collage verbal, así que el poeta desecha la narración por verbos y favorece la yuxtaposición enumerada de obetos. Otro ejemplo de esta enumeración es el siguiente verso en que la fragmentación del cuerpo humano se yuxtapone con esos objetos de la vida urbana:

            Son los pies y los relojes y los dedos

            y una locomotora de jabón moribundo,

            y un agrio cielo de metal mojado,

            y un amarillo río de sonrisas.

 

Si bien la lema de Neruda fue “la poesía sin pureza”, nos damos cuenta de que no sólo el mundo exterior que el poeta representa es impura sino el cuerpo del sujeto se funde con la suciedad en este verso.

            Sin embargo, la poesía urbana de Neruda no sólo consiste en el choque de la imagen inverosímil y surreal sino la enumeración misma de las cosas refleja una preocupación moderna con la cantidad de objetos en el mundo. Además, la enumeración no es solamente un recurso poético, sino una característica de la psquis moderna y urbana. Para volver a Zimmel:

In certain apparently insignificant characters or traits of the most of the most external aspects of life are to be found a number of characteristic mental tendencies. The modern mind has become more and more a calculating one. The calculating exactness of practical life which has resulted from a money economy corresponds to the ideal of natural science, namely that of transforming the natural world into an arithmatical problem and of fixing every one of its parts in a mathematical formula (Zimmel 327).

 

Mientras no podemos afrimar que esos poetas reducen los elementos constitutivos de la urbe a una “fórmula”, ni resuelven sus problemas o paradojas con la matemática, ésta, como ley del mercado aparece con frecuencia por los varios recursos que hemos señalado. Así que la oración de Vallejo, “París y 4 y 5”, y la enumeración caótica de Neruda representan la conciencia y la manifestación linguística de esta epistimología moderna.

 

Carlos Drummond: A dança entre o bonde e a ávore

            Si acreditamos en la afirmación de Berman que el pensamiento estético y filosófico occidental ha bifurcado en dos direcciones acerca de la idea de la experiencia de la modernidad, uno pesimista (representado por “cultural despair”) y otro optimista (representado por “modernolatry”), Neruda y Vallejo claramente se inclinan por el lado pesimista. Sin embargo, otro caso interesante es el de Carlos Drummond de Andrade. En el “Soneto da perdida esperança” Drummond, como Vallejo, juega con la forma tradicional del soneto y agrega un sentimiento irónico y humorístico a esa estructura vista como “desgastada” para la vanguardia de la generación anterior. La ironía y humor están en el lenguaje cotidiano y plano por un lado y su contraste justamente con su forma, el soneto, lo cual se percibe desde el punto de vista de los vanguardistas típico de la poesía tradicional y conservadora.

Perdi o bonde e perdi a esperança.

Volto pálido para casa.

 

Drummond anuncia con esas dos frases otro paisaje urbano anónimo como el de Neruda y ubica el yo lírico dentro de ese paisaje. Aquí combina un hecho literal (“perdi o bonde”) con un hecho filosófico-psicológico (“perdi a esperança”), y nos sitúa dentro de la línea de pensamiento de “deseperación cultural” en cuanto a su actitud frente a la modernidad. Sin embargo es de este espacio de desesperación donde todas las calles vuelven a reunirse.

            Vou subir a ladeira lenta

            em que os caminhos se fundem.

            Todos eles conduzem ao

princípio do drama e da flora.

 

Entonces la ciudad, paradójicamente, es el lugar donde el poeta redescubre el locus del “drama”, o sea lo humano, y la “flora”, o sea la naturaleza. Drummond reconoce en la urbe la desesperación, la solidad, y la ajenación del ser humano pero al fin da un grito de esperanza. Dentro de todo esto, la ciudad es el lugar donde, “nós gritamos: sim! ao eterno”.  Drummond nos muestra que los fracasos de la modernización no han acabado con la eterna búsqueda del poeta de crear nuevos significados.

 

 

Obras citadas

Benjamin, Walter. Iluminations. New York: Schoken, 1969.

Berman, Marshall. All That Is Solid Melts Into Air: the Experience of Modernity.

            New York: Penguin, 1988.

Candido, Antonio. “Literatura y subdesarrollo”. América Latina en su literatura.

            ed. César Fernández Moreno. México: UNESCO, 1996.

Drummond de Andrade, Carlos. Modernismo. ed. Antonio Candido y

            J. Alderaldo Castello. Sao Paulo: DIFEL, 1983.

Morse, Richard. “Ciudades periféricas como arenas culturales”. Cultura

            urbana latinoamericana. eds. Morse y Jorge Enrique Hardy. Buenos

             Aires: CLACSO, 1985. 

Neruda, Pablo. Residencia en la tierra. Buenos Aires: Losada, 1992.

Vallejo, César. The Complete Posthumous Poetry. Berkeley: U of California P,

            1978.

Vallejo, César. César Vallejo en Europa,1926-1938. Buenos Aires: Ediciones

            Imago Mundi, ???.