ABSTRACT: Crisis and Restructuring of Mexican Unions

Ignacio Medina Nunez
Universidad de Guadalajara
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A partir de 1982, con el planteamiento gubermental de un nuevom modelo de desarrollo economico, es sindicalismo oficial aglutinado en el Congreso del Trabajo empezo a perder su capacidad de interlocutor y negociador frente al Estado. El movimiento sindic al mexicano no solo perdio una beligerancia politica como interlocutor del Estado; de manera paralela, las formas tradicionales del corporativismo autoritario parecen no responder a los requerimientos necesarios en la produccion flexible para la reactivac ion economica.

En America Latina, lo mismo que en varios paises industrializados, ha estado disminuyendo el numero de sindicalizados. No es solo la perdida de afiliados sino la disminucion notable de su papel dentro de la sociedad y perdida de influencia en las politic as gubermentales. Esta situacion, en si misma, nos permite hablar de una crisis del sindicalismo, al reconocer que se esta reduciendo el papel de las organizaciones laborales en la sociedad, que la sindicalizacion no ha estado respondiendo a las reivindi caciones economicas de los representados, que las politicas nacionales se estan implementando sin tener en cuenta al sindicalismo, y que en muchos casos se le considera como algo inutil en la nueva sociedad capitalista.

La crisis del sindicalismo, en este sentido, no es solamente un cambio cualquiera en las relaciones con el Estado y con la sociedad en general, sino la perdida significativa de posiciones de poder y el cuestionamiento y desconocimiento de su papel partici pativo en las decisiones sobre el rumbo del pais.

Esta crisis, en Mexico empezo a manifestarse en el sexenio de Jose Lopez Portillo cuando, a pesar de la abundancia petrolera, se impuso a los trabajadores la "tregua", que implicaba una politica de topes a los aumentos salariales, que no pudo ser quebrant ada por el movimiento obrero organizado.

Pero el nuevo modelo de desarrollo iniciado en el periodo de Miguel de la Madrid, particularmente a partir de los anos 1982-83, significo ya con claridad el fin de una epoca para el sindicalismo corporativo y, por tanto, una coyuntura de recambio todavia mas desfavorable en las relaciones con el Estado.

Las reglas anteriormente establecidas en la relacion Estado-sindicatos empezaron a ser violadas flagrantemente. "Los programas de austeridad durante la administracion del Presidente De la Madrid agudizaron el descontento de los trabajadores y la insatisf accion de la burocracia sindical con un gobierno dominado por tecnocratas. Las politicas de privatizacion aumentaron la tension entre trabajadores y gobierno. El movimiento obrero se opuso a las medidas en principio, pero la situacion empeoro porque la privatization fue acompanada frecuentemente por el rompimiento de sindicatos asi como la transferencia de empresas a la propiedad privada se llevo a cabo junto con el recorte negociado de los contratos colectivos" (Williams and Passe-Smith, 1992: 24). Ha cia adelante, la "administracion de Carlos Salinas de Gortari sigue reflejando una posicion antisindical" (Williams and Passe-Smith, 1992: 21), reafirmando solamente el control unilateral del Estado sobre el movimiento obrero, a pesar de las declaraciones de modernidad.

Sin embargo, la crisis del sindicalismo corporativo no se debio exclusivamente a una decision politica del grupo gobernante. Es necesario tener en cuenta el proceso irreversible de apertura comercial y mayor internacionalizacion del capital, que hacia im posible la continuacion del modelo proteccionista. La competividad mundial obligo a poner un enfasis real en la elevacion de la productividad y en la calidad de los productos, lo cual tuvo sus efectos directos para la fuerza de trabajo con la exigencia d e mayor flexibilidad. Dentro de la crisis del sindicalismo mexicano, el Estado necesita nuevos interlocutores, qunque tampoco puede desechar de golpe al corporativismo tradicional. No se puede llegar al extremo de desconocer la esencia del fenomeno sind ical y su desenvolvimiento historico.

En ambos sentidos, autonomia y reconocimiento del Estado, respta la importancia del Sindicato de Telefonistas de la Republica Mexicana (STRM) y del Sindicato Mexicano de Electristas, en la decada de los 80s: sus documentos y sobre todo su practicva dentro de la reconversion tecnologica de sus respectivas empresas pueden mostrar el intento de construir un nuevo proyecto sindical--a diferencia del corporativismo tradicional y del sindicalismo independiente--dentro de los requerimientos necesarios de la flex ibilidad laboral.


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