2. Hacia la mitad de la década de 1980, fecha en la que se inicia la agonía de la industria henequenera, la población dependiente del henequén equivalía al 30% en relación con la estatal, el padrón de ejidatarios era de 55,500; los obreros de la paraestatal Cordemex, S. A. de C. V. eran 5,500; la superficie cultivada era de 250,000 hectáreas y la producción de fibra era de 67,000 toneladas (Programa de Desarrollo Regional de la Zona Henequenera de Yucatán 1992-1994, México, Gobierno Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos-Gobierno Constitucional del Estado de Yucatán, 1992).
3. Op cit.
4. Actualmente el salario mínimo para Yucatán por ocho horas de trabajo es de N$ 15.44. Es decir, N$ 463.00 al mes. Adicionalmente, los trabajadores con este salario perciben en efectivo la bonificación fiscal prevista en la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR), que en promedio equivale al 13% de su salario. Por lo cual el ingreso total de dichos trabajadores es de N$ 539.47 mensuales (Diario de Yucatán, 31-III-95).
5. En 1983, un año antes de que los gobiernos federal y estatal pusieran en marcha el Programa de Reordenación Henequenera y Desarrollo integral de Yucatán, el jornal medio de los campesinos de la zona henequenera representó el 48% del salario mínimo vigente (Programa de Reordenación Henequenera y Desarrollo Integral de Yucatán, México, Gobierno Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos-Gobierno Constitucional del Estado de Yucatán, 1984).
6. A propósito de esta última alternativa, conviene destacar la transformación de la ruta migratoria seguida por los trabajadores rurales de Yucatán. Si bien durante mucho tiempo la capital de este Estado fue el destino de numerosos trabajadores que acudían a ella en busca de trabajo, al abrirse los centros turísticos del Caribe Mexicano, alrededor de 1970, optaron por estos últimos. Ya sea como peones de albañil o como trabajadores de servicio, mantenimiento y aseo era mejor acudir hasta Cancún, Cozumel o Isla Mujeres.
7. En 1984, el Programa de Reordenación Henequenera y Desarrollo Integral de Yucatán reconocía que de un total de 55,500 ejidatarios registrados en el padrón del Fideicomiso Henequenero, el 15% de ellos estaba ausente de sus parcelas, 60% trabajaba parcialmente y, el resto, 25%, estaba dedicado de tiempo completo a labores agrícolas (Op cit).
8. Los verdaderos mayas
9. El término mestizo, en este caso, tiene el mismo significado que se le asigna en el habla común de Yucatán. Para una mejor comprensión de este vocablo véase Richard A. Thompson, Cambio social en un pueblo de Yucatán, México, Instituto Nacional Indigenista, 1974.
10. Cfr. Guillermo Bonfil Batalla, México profundo. Una civilización negada, México, Grijalbo-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1990.
11. Gonzalo Cámara Zavala, "Historia de la industria henequenera hasta 1919", en Carlos A. Echanove Trujillo, Enciclopedia Yucatanense, T. III, México, Gobierno del Estado de Yucatán, 1977.
12. Trabajo al que estaban obligados los peones sin recibir remuneración monetaria alguna.
13. Azotes
14. Cfr. Pedro Echeverría, Los cordeleros, 1933-1980, México, Universidad de Yucatán-Sindicato de Cordeleros de Yucatán, 1981.
15. Para una información más amplia de este proceso véase Luis A. Várguez Pasos, Identidad, henequén y trabajo: Persistencia y cambio entre los desfibradores de Yucatán, Tesis doctoral, México, El Colegio de México, 1994.
16. Un trabajo clásico sobre la incorporación de trabajadores de origen campesino al sector industrial es el de Enzo Faletto, "Incorporación de los sectores obreros al proceso de desarrollo", en Revista Mexicana de Sociología, Vol. XXVIII, Núm. 3, México, IISUNAM, 1966. Otro artículo no menos importante en el que se analiza el problema anterior el de Alain Touraine y Bernard Mottez, "Clase obrera y sociedad global", en Georges Friedmann y Pierre Naville, Tratado de sociología del trabajo, T. II, México, Fondo de Cultura Económica, 1963. Sobre el origen de los obreros en México, específicamente del área metropolitana del Distrito Federal, véase la obra de Minerva Villanueva, Obreros urbanos: pasado social e incorporación a la industria, México, CIESAS, 1990.