La apuesta privatizadora de América Latina y el Caribe
Resumen ejecutivo
En la última década, las políticas de privatización se han convertido en importantes instrumentos de modernización política y económica a nivel mundial. Los países de América Latina y el Caribe no han escapado a esta tendencia y las experiencias que se han adelantado, aunque resulte prematuro evaluarlas, han dado señales positivas que le están permitiendo a los gobiernos de la región continuar y profundizar los procesos de privatización que se han puesto en marcha.
Son numerosas y variadas las razones que han motivado la incorporación de la región en los ambiciosos programas de privatización que se ejecutan actualmente en la región: la superación de los déficits y desequilibrios fiscales; la necesidad de mejorar la calidad de los bienes y servicios producidos por las empresas públicas; la adaptación a los elevados niveles de competencia impuestos por el cambio tecnológico; la renovación y modernización del pensamiento económico y de las relaciones entre Estado-economía; y el éxito que han demostrado las políticas de privatización a nivel internacional.
Existen básicamente tres fases por las que están transitando los programas de privatización de la región: la venta de empresas productoras de bienes y servicios comerciales; la apertura al capital privado en áreas de infraestructura; y la apertura al capital privado en áreas sociales. Cada país ha experimentado diferentes grados de avance en estas fases, pero aparece como denominador común una visión de la necesidad de continuar con estos procesos, perfeccionando los procedimientos de privatización y los marcos regulatorios requeridos en la fase "post-privatización".
Las perspectivas de las políticas de privatización lucen prometedoras, pero habrá que considerar, en la formulación de los planes de los próximos años, la recuperación de la economía mundial, la competitividad y el atractivo de los programas de privatización extrarregionales, y las incertidumbres financieras por las que atraviesa la región en la actualidad.
El éxito futuro de estos planes depende en gran parte de la creatividad e innovación que puedan demostrar los países de América Latina y el Caribe en desarrollar instrumentos de coordinación, consulta y cooperación regional que permitan aprovechar las experiencias existentes, mejorar las políticas de privatización, y en general, las nuevas relaciones Estado/sector privado. En tal sentido, la creación de un "Mecanismo Permanente de Evaluación de la Privatización en América Latina y el Caribe" sería una iniciativa que facilitaría el diálogo y el necesario intercambio de ideas en la materia.1
Un número creciente de países en la América Latina y el Caribe han adoptado como aspecto clave de sus esfuerzos de modernización política y económica ambiciosos programas de privatización que están transformando de manera radical sus economías. Aún cuando todavía podría ser temprano para juzgar de manera definitiva los resultados de esta política, los primeros balances lucen positivos y estimulan a los gobiernos de la región a avanzar en ese camino.
1 "The Washington Post", 13 Febrero 1995, pág. 1.