La apuesta privatizadora de América Latina y el Caribe
Un cambio de rumbo
En el contexto del modelo de desarrollo económico basado en la sustitución de importaciones, el proteccionismo estatal y la conformación de un amplio sector de empresas públicas, el papel del sector privado y de la inversión extranjera no sólo era reducido, sino a veces considerado como inconveniente y por lo tanto rechazado.
Este esquema de política económica ha variado radicalmente desde mediados de los años ochenta. Desde entonces, se ha producido una verdadera revolución económica en la región. Es la revolución de la apertura, la integración y la liberalización comercial, la promoción de la competencia y la privatización.
LA PIRAMIDE AZTECA

Fuente: Informes del Banco Central de México, 1982 y 1994.

Fuente: Alé, Jorge (1990).
No sin problemas, los efectos de estas reformas se han comenzado a sentir en el comportamiento de las principales variables macroeconómicas de la región. Luego de años de estancamiento, inflación, fuga de capitales, mínima inversión extranjera y otros males, la región luce hoy con una mayor vitalidad económica, tasas positivas de crecimiento y una reducción sustancial de la inflación. La salida de capitales, que mantuvo en jaque las monedas nacionales de varios países de la región durante mucho tiempo, se ha transformado en significativas corrientes de capitales, que contribuyen a financiar la recuperación económica y equilibrar las cuentas externas. En 1991, la región se convirtió en un receptor neto de capitales, por primera vez desde 1982.