Fundación Histórica Tavera: Guía preliminar de fuentes documentales etnográficas para el estudio de los pueblos indígenas de Iberoamérica


Introducción Brasil

Por Carlos de Araujo Moreira Neto



CUADRO SUMARIO DE LA SITUACIÓN INDÍGENA (1500-1900)

Se cree que hacía 1500 vivían cerca de seis millones de indios, irregularmente distribuidos, en las diferentes regiones que componen el actual territorio brasileño: - Millón y medio, desde el extremo norte de Amapá (3,5ºlat. N) hasta el extremo sur del país (34º lat.S), en la relativamente estrecha zona litoral que corresponde a la "Mata Atlántica", casi todos del grupo Tupí-Guaraní. Genéricamente se les denominaba Tupinambá. Al sur del paralelo 25 se encontraba los Carijó (Guaraní).

- Cerca de millón y medio: Kokama, Omagua, Jurimagua, Tupinambara, Tapajó, Arúã, etc., en la "várzea" amazónica, a lo largo del cauce principal del Amazonas, entre el meridiano 70 W y la desembocadura de este río en el Atlántico.

- Cerca de un millón, en otras áreas de bosque ecuatorial, casi todas incluidas en la gran región amazónica, con considerables concentraciones de grupos de tradición Aruak y Karib sobre todo en los afluentes del alto Amazonas, y de grupos de habla Tupí y Aruak, en la cabecera del Madeira. Al oeste de este río, se encontraban pueblos de diferentes tradiciones lingüísticas y culturales como los Pano y Katukina. Al este del Madeira predominaban los Tupí de la Amazonia oriental.

- Un millón: Guaraní, Kaingang, Chané, Guaicuru, Paiaguá, Chamacoco, Guató etc., en el territorio Guaraní y Chaqueño que comprende todo el sur de Brasil a partir de São Paulo.

- 600 a 800 mil, en las áreas de "cerrado" y "caatinga" del centro y nordeste del Brasil y en los "sertões" de Minas Gerais y Bahía, predominando los Jê y Macro-Jê: Xavante, Xerente, Kayapó, Timbira, Bororó, etc.; los denominados Tapuya del Nordeste: Kariri, Xokó, Otshukayana, Pankararu, etc.; y los grupos del "sertão" oriental: Acroá, Kayapó meridional, Gueren, Puri, Maxakali, etc.

En el s. XVI, el contacto de los europeos con los pueblos indígenas brasileños se limitó casi exclusivamente a la zona costera que se extiende de los 50º a los 33º de lat. S.. A lo largo de casi un siglo, todos los esfuerzos de colonización, fundación de poblados y misiones, intentos de adopción de formas de gobierno y economía locales referentes a los indios, se realizaron exclusivamente en esta estrecha región, donde los portugueses, en el decir de Fr. Vicente de Salvador, "arranhavam a costa como caranguejos".

Los Tupinambá - que vivían en densos poblados costeros - soportaron todo el peso de la implantación colonial en el s.XVI. Mas que las guerras, la desorganización económica y social y la desmoralización, fueron las nuevas enfermedades traídas por los europeos las responsables de la rápida y casi total extinción de los Tupinambá de la costa norte-sur. La viruela, el sarampión, el tifus, la tuberculosis y otras enfermedades pulmonares, las enfermedades venéreas y otros males desconocidos en América tuvieron un efecto devastador sobre los grupos indígenas de la costa.

El s. XVII consagra la expansión de los mamelucos de São Paulo hacia las reducciones jesuíticas del Guairá y del Paraguay y la consecuente destrucción de estas; la expansión por la costa este-oeste contra los franceses y sus aliados indígenas del Ceará y Maranhão, y la fundación de los primeros asentamientos permanentes como Bélem, en 1616; es también el siglo de la guerra contra los holandeses en el Nordeste, en el Maranhão y en la Amazónica, seguida por una larga campaña contra los Tapuyas, presuntos o reales aliados de aquellos. El Pe. António Vieira calculaba, con manifiesta exageración, que la lucha por el dominio de Amazonia había causado la muerte de cerca de dos millones de indios del bajo Amazonas.

En el siglo XVIII se consolida la labor misionera en la Amazonia y se da inicio a la expansión sistemática hacia los "sertões" del este y centro-oeste del Brasil. El hallazgo de yacimientos de oro en Minas Gerais, Mato Grosso y Goiás iba a enriquecer la colonia y la metrópoli y a traer nuevos conflictos. Con la expulsión de la Compañía de Jesús en 1759, termina el indiscutible predominio de los jesuitas en la dirección de la cuestiones referentes a los indios, monopolio virtual que mantenían desde 1549. A partir de la fecha de la expulsión entró en vigor una política de "modernización" colonial llevada a cabo bajo la orientación del Marqués de Pombal, durante el reinado de D. José I. Con la caída de Pombal en 1776, se dio inicio a una política de endurecimiento progresivo contra indios, negros y mestizos de la colonia, que marcó el final del s.XVIII y las tres primeras décadas del XIX.

La independencia del Brasil, en 1822, no cambió substancialmente la situación de los indios, que siguieron sometidos a la misma dura legislación del reinado de D. João VI. Esas leyes fueron formalmente abolidas en 1831, después de la abdicación de D. Pedro I, pero en la práctica siguieron vigentes en lo que decía respecto a las relaciones económicas o sociales de la población blanca con los indios, lo que llevó a sucesivas revueltas indígenas como la gran rebelión de la "Cabanagem" en la Amazonia (1835-1840). Durante el II Imperio se desarrolló, principalmente en el este y sur del Brasil, la ganadería y la agricultura de exportación basada en el monocultivo del café, cacao y caña de azúcar. El crecimiento de la población debido a masiva inmigración extranjera, llevó a una expedición por regiones vírgenes o todavía poco ocupadas (algunas áreas del nordeste y estados del este y sur de Minas Gerais, Bahía y São Paulo). La ganadería y el cultivo de mate, se extendieron por el sur de Mato Grosso y otras regiones del centro-oeste. A partir de 1870, en la Amazonia, se iniciaron la extracción del caucho y las grandes explotaciones madereras. Esto significa que, durante el s.XIX, loa indios fueron amenazados en las más remotas regiones del país. La inmovilidad y el carácter contemplativo del gobierno, regido por un "rey filósofo", que toleraba la esclavitud negra y la servidumbre de indios y mestizos como hechos permanentes e inevitables, tuvieron consecuencias nefastas sobre la población indígena de todo el país.

El hecho de que, a partir de 1845, el gobierno confiara la dirección y el monopolio virtual de la política gubernamental de asistencia a los indios, a frailes capuchinos italianos que no poseían conocimientos ni sensibilidad para tratar con estas poblaciones, vino a definir el trágico resultado final.

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